La historia de un árbol de Navidad «plantado» en el Taller Municipal de Artes

Erase que es una vez la historia desconocida de un árbol de Navidad y un belén a sus pies. Inopinadamente luce a las puertas del Ayuntamiento de Binéfar. Al paso, pequeños  y mayores detienen su mirada hasta encontrar ese detalle invisible a los ojos del que no quiere ver. Incluso, la punta gélida de sus narices besa el cristal protector para ahuyentar reflejos inoportunos. Es el día por el sol y la noche por la luna; es lo que nos acerca a nuestra cultura y tradición, historia y raíz de lo que somos a pesar de tantas contradicciones que nos dan la mano, mientras nos pisan el pie.

El Taller Municipal de Artes de Binéfar pensó y acepto. Era un encargo de la alcaldesa, Patricia Rivera, a la sombra del verano que llegaba y de la presidenta que tomaba posesión por primera vez en la historia del municipio: ella y una mujer al tiempo. Con meses por delante e ideas que hornear, María Jesús Raluy, responsable del servicio, su partenaire Beatriz Frago y las participantes del taller de manualidades quisieron estar a la altura de un árbol y belén que, también se estrenaba en el pueblo. Muchos debuts, retos al cielo, responsabilidades en la tierra e incontables ilusiones. Y lo han logrado merced al mérito y voluntad adquirida porque es para la casa del pueblo y eso son palabras elevadas. Al lado y apoyo del proyecto, la concejal de Cultura, Beatriz Oliván, también comprometida con la causa.

El diseño es propio de las mujeres artistas. A lomos de la sencillez, visten una rama de almendro con bolas navideñas propias, artesanas y ornamentadas a conciencia y honor de la tradición que no cesa. Hacen volar unos marcos para fotos del pueblo y su historia, mientras unos cervatillos troncales visten y acompañan. Finalmente, un belén aragonés, gracias a la colaboración del artista local Kiko Alastruey, funde el golpe de gracia a una escena que alegra la vida en Navidad. Creerse la tradición es lo que tiene.