Un «Ball dels Totxets» para el recuerdo de Camporrells

Hacía años que no disfrutábamos de una estampa como la vivida este sábado en las fiestas mayores de Camporrells. La tradicional danza reunió a una veintena de grupos «totxetaires», entre los 89 años y los 4 meses, que a las 11:30 h. de la mañana ultimaban su indumentaria frente a los santos Senén y Abdón, cuyas estatuas fueron recogidas de la Iglesia de Los Mártires por los vecinos. A mediodía, la cuesta del «Molí de Baix» quedaba teñida de rojo, por los pañuelos que portaban en la cabeza los danzantes. Organizados en grupos de cuatro, por edades, los golpes de sus palos de madera comenzaban a resonar cuesta arriba, hacia el puente, al compás de la charanga.

Tras una primera parada en la plaza de la Iglesia para recoger las estatuas mayores de sus patrones, la procesión continuaba hasta la Plaza de la Cruz, para, finalmente, proceder a la entrada triunfal en la Iglesia, el momento más esperado por los asistentes, tanto camporrellenses como visitantes.
El silencio se rompía a golpe de «totxet» cuando la comitiva, encabezada por el grupo de veteranos de Manuel Campo Vidal, cruzaba el portón eclesiástico y se adentraba por el pasillo central hacia el altar mayor. Colocados los tallos de los Santos en el templo, las autoridades allí presentes- José Guillén, alcalde de la localidad y Miguel Gracia, presidente de la DPH, junto a mosén Joaquín-, daban la bienvenida a los danzantes, mientras estos, por su parte, tomaban aire para afrontar el último baile en el interior, antes de que comenzara la Santa Misa.

A la salida, los «totxetaires» recuperaban fuerzas pidiendo bebidas en la barra y reuniéndose con familiares y amigos. Finalizada la misa, entregaban al pueblo de Camporrells el espectáculo final con el repertorio completo de todas las danzas, ocupando la plaza por completo, bajo las banderillas colgantes del mayo central. La Asociación de Totxetaires y el Ayuntamiento de Camporrells quisieron agradecer la presencia de Miguel Gracia, que se unió al posado final junto a los protagonistas en las escaleras de la Iglesia, entregándole un simbólico presente e invitándole a repetir en el próximo año.