Amorante y el Barranco de Gabasa hacen pleno dominical

Escrito por el 07/08/2023

Amorante es el nombre del proyecto musical de un docente con su trompeta a cuestas y la búsqueda de las raíces populares de la música de su tierra, el País Vasco. Aunque no desdeña visitar otras tierras y otras influencias; de hecho el nombre de Amorante viene de la fusión y admiración de los nombres de Rodrigo Amarante, músico brasileño y del genio “granaino” Enrique Morente. Amorante es Iban Urizar, natural de Elgóibar, y protagonista el último domingo 6 de agosto en Gabasa y su barranco. Sí, seguro que los motivos diferentes invitan a escribir de una mañana única. Porque único en la historia del barranco se cuenta este concierto de Amorante, y cualquier otro conocido. Porque especial fue la propuesta del músico vasco. Porque sobresaliente anduvo la respuesta de público en un paraje sin igual. Porque mañanas así las queremos todos para seguir reivindicando la cultura y prevalencia de nuestros pueblos más arrinconados, a través de la cultura popular, constructora de almas.

BAJAMOS… con la duda favorable de qué, cómo e incluso, para los descubridores del Barranco de Gabasa, dónde. De la carretera que sube de Peralta de la Sal, al pueblo y su descenso de calle principal embocada a una de las entradas del paraje nuclear de la mañana-mediodía. Allí, ya íbamos admirando a derecha e izquierda con atención al frente. Nos íbamos colando hacia una enredadera de sombras propiciadas por chopos, sauces y nogales. El agua aparecía sonora y tranquila en un estanque que para sí lo hubiera querido Edgar Allan Poe. Ya en el lugar de los hechos que serían en unos pocos minutos, el público se acomodaba entre el reducido plano frente al seudoescenario de Amorante, y un inclinado que hacía de grada natural y singular para un total de 171 espectadores; sí, leen bien: ciento setenta y una personas (Gabasa, barranco, La Litera Alta, agosto…) son veinte mil en cualquier festival urbano español. Ya hemos bajado.

ESCUCHAMOS… al profesor de música que, paralelamente a sus clases diarias, emerge distinto con un proyecto de orfebrería popular de base, y resolución contemporánea constructiva. De textos “robados” a poetas vascos de los siglos XIX y XX, según el propio Urizar, a un tío carnal pensante y errante, pasando por sus propios escritos que hablan de la vida y sus conjuntos con hondura y despojados de ornamentos. Eso en cuanto al fondo. Sobre la forma y su trompeta al hombro, Amorante se rodea de un mostrador de bases rítmicas pregrabadas, segundas voces, coros, un armonium, micro y silla. Todo se suma mientras el artista se despereza bailando y cantando en ese asiento entre ramas y árboles. Quizá faltaba un poquito de volumen general que permitiera escuchar con mayor nitidez las canciones de riesgo y esculpidas sobre las rocas del barranco de Gabasa. A pesar de ello, después de tantos conciertos y similares experimentados por los allí presentes, que lujo exclusivo se nos presentó de repente. Amorante solo hay uno y cabe repetir vivencia. Claro, para encontrar otro marco semejante habrá que escrutar el mapa.
NOS VAMOS… con la miel entre la costuras de una mañana difícil de olvidar. Con el artista, el marco y un festival que SoNna diferente. ¡Larga vida!

P.D. Cita final a la disposición, generosidad y trabajo por Peralta de Calasanz del alcalde Luis Fuster. Así lo reconoció Iban Urizar para sí; lo que no sabe Amorante es que Fuster es igual con todo el mundo que arriba a Peralta y pedanías. Un genio pegado a su tierra.


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