Inestable de Ponent vuelve a escena

Son Inestable de Ponent y representan la mejor expresión del teatro aficionado en la Litera. Suman años, lustros y hasta décadas en esto de las tablas: ensayos a deshoras, textos adaptados, bajas inesperadas o guiones imperfectos entre la espontaneidad y el olvido. Y después estrenan, entre sudores e ilusiones compartidas con aplausos que cierran el círculo de la cultura popular y sus conjuntos. Ayer volvieron a exhibir una buena nueva en Altorricón. Era su penúltima declamación al aire de la primavera y su comedia: TOC, TOC de Laurent Baffie.

Siete eran siete y a cual de ellos más oportuno. Porque todos defienden su papel con la humildad del buen compañero y el orgullo del elenco reforzado. Y se ve en escena y en cada una de las frases que uno repite, otra santifica, el primero opera, la niña salta, el que no es “piropea” y la última purifica. Todos, incluido el vituperante, padecen un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC);  una afección que les conduce sin control a realizar conductas obsesionadas y repetitivas. Cada uno de los seis se meten de tal manera en su quehacer actoral que el tiempo pasa y uno nada espera más allá de lo que ve, escucha y sonríe.

Manel Brosed es Fred: el doctor enmascarado que jura en arameo; Marc Montón se mete en el papel de Camilo: el de las cuentas; Elisa Laborda se llama Blanca: la mujer “flis-flis”; Ana Domínguez borda a María: sin advocación, pero casi; Diego Buetas responde a Fer: a Fer; Yolanda Capdevila disfruta con Anna: natural de “La Línea” de la Concepción; y Fernando Latorre, es el ayudante del doctor: el desinformador, informado. Todos maravillosamente trastornados de teatro dominical y afición vespertina. Ahora solo falta que al estreno le sigan tantas representaciones como méritos han contraído de la mano de Marta Bravo: inagotable, generosa y sabia directora, y Asun Moreu, como ayudante de dirección y sonido, además de Víctor Zaragoza, en peluquería. Han estrenado en Altorricón, pero quedan trece municipios más para que la Litera y sus vecinos no pierdan la oportunidad de reír de lo lindo con siete de los nuestros.