Esperanzas, lentas, siempre esperanzas…
Escrito por Somos Litera Radio el 27/03/2022
Pocas veces recuerda uno tantas expectativas alrededor de un concierto de rock and roll. Pero el que nos ocupa era mucho más que un concierto de rock and roll. Estábamos ante un regreso deseado por muchos capaces de contagiar a todos. Porque todos queríamos revivir un tiempo irrepetible cuando las madrugadas eran nuestros mejores días; cuando las canciones podían convertirse en himnos existenciales porque la edad temprana requiere estandartes al límite. Proscritos lograron entonces, hace tres décadas, transportarnos con sus canciones a ese espacio, individual y colectivo, que quedó para siempre en una memoria indeleble al desafuero de los tiempos y el vértigo de sus entrañas.
Y así es sencillo explicar el por qué de las cosas que nos pasan al límite de la lágrima etérea y la nostalgia descreída. Así, y de otras infinitas maneras, uno encuentra lo que busca en noches verticales que nos elevan al cielo de un corazón en llamas. Así, se llenan pabellones enmascarados y sin dobleces a la espera de esa canción que era mi canción; no la de Proscritos, sino la mía. Poco más puede pedir un grupo; sus canciones dejan de serlo cuando son por derecho propiedad de miles de corazones, uno a uno.
Y así se escriben noventa minutos mágicos, únicos, irrepetibles… como hechizo en el iris de nuestras almas enamoradas. Canción a canción, con un sonido propio y armado por los tiempos que son, Proscritos no tocaron… ¡volaron! En un cielo rojo y atestado, todos coincidimos en las alturas con himnos como «Déjalo crecer», «Cayendo», «Como un disparo», «Somos como el viento», «Después del huracán»… o versiones, ¡Dios, las versiones! Clásicos que ya les pertenecen (nos pertenecen): «Born to be wild», «Dead Flowers», «Powderfinger» o el «Like a rolling stone» que para siempre será, ¡»Como una bala perdida»!.
Poco más y ni mucho menos. Se despidieron sobre el escenario con una fila armada de emociones insondables a la luz de lo cotidiano. La canción que sonaba al aire de mil miradas perdidas y encontradas era el Hello, i love you; The Doors. Hola, te quiero. Adiós… hasta la próxima. Esperanzas, lentas, siempre esperanzas…
Ficha técnica proscrita en la madrugada del 27 de marzo de 2022 (recinto ferial de La Algodonera, Binéfar): José Lapuente (voz); Richard Daniel, Toni Solano, Israel López, Luis Salvatella y Joaquín Gibanel (guitarras); José Luis Arilla (batería); Felipe Puy (bajo); y la colaboración especial de Juanjo Javierre (teclados). Antes y después del concierto los pinchadiscos locales Staycool y Walrusbeat pusieron la guinda con canciones de época. Organizaban Ayuntamiento de Binéfar y la asociación Los Trapos. Asistieron alrededor de 750 personas.